Hay momentos en que la luz te invade, te transporta en sus alas y te lleva hacia las latitudes donde habitan los sueños. Y mientras esa luz efímera te habita, se configura todo en ti de modo nuevo, porque en lo hondo la vida te susurra su más bella salmodia.
Mas ¡ay! también la oscuridad es arrendataria del corazón humano y viene a importunarlo; lo aprisiona en su tela de araña, lo conduce al lugar donde reina la densa niebla, lo confina, le ciega ventanas y puertas.
Y en este devenir, en este alternativo acontecer de luces y sombras, de pesadumbre y gozo, se teje el entramado de las vicisitudes, donde la incertidumbre del futuro se apacienta.
Hay momentos en que la luz te invade,
ResponderEliminarte transporta en sus alas y te lleva
hacia las latitudes donde habitan los sueños.
Y mientras esa luz efímera te habita,
se configura todo en ti de modo nuevo,
porque en lo hondo la vida te susurra
su más bella salmodia.
Mas ¡ay! también la oscuridad es arrendataria
del corazón humano y viene a importunarlo;
lo aprisiona en su tela de araña,
lo conduce al lugar donde reina la densa niebla,
lo confina, le ciega ventanas y puertas.
Y en este devenir,
en este alternativo acontecer
de luces y sombras, de pesadumbre y gozo,
se teje el entramado de las vicisitudes,
donde la incertidumbre del futuro se apacienta.
(Isabel Rodríguez de Vera Plazas)