La espesura de la niebla, desdibujó sus formas, apagó sus colores y ocultó sus múltiples ojos, que buscaban con inquietud la nitidez, entre las rendijas de ese ambiente misterioso y envolvente, que había traído la mañana. El puente, salpicado de nostalgia, se inundó de silencio, mientras su pétreo cuerpo, recordaba tiempos mejores, cubierto por esas aguas. El velo del aire se desvaneció y con tristeza, descubrió la huella de la sequía. Miró al cielo y angustiado suplicó a la lluvia, que acariciara la piel de la tierra quebrada, que sedienta agonizaba.
La espesura de la niebla, desdibujó sus formas, apagó sus colores y ocultó sus múltiples ojos, que buscaban con inquietud la nitidez, entre las rendijas de ese ambiente misterioso y envolvente, que había traído la mañana.
ResponderEliminarEl puente, salpicado de nostalgia, se inundó de silencio, mientras su pétreo cuerpo, recordaba tiempos mejores, cubierto por esas aguas.
El velo del aire se desvaneció y con tristeza, descubrió la huella de la sequía.
Miró al cielo y angustiado suplicó a la lluvia, que acariciara la piel de la tierra quebrada, que sedienta agonizaba.